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LO QUE LA MINA NOS DEJÓ

LO QUE LA MINA NOS DEJÓ

Mujeres y hombres de diferentes partes del

país, convergían en la vereda El Charquito, San Francisco, Suacha,

población Ubicada al sur de Bogotá, a menos

 de una hora de viaje por carretera.

El Charquito fue epicentro del auge industrial

 de inicios del siglo 20 en Colombia,

En 1899 se fundó la primer hidroeléctrica

del país, de vital importancia para la capital

colombiana por el impulso energético que

 necesitaban las nuevas dinámicas económicas

 que se formaban en Colombia, pero antes de

 todo esto una fuerza gigantesca pero callada

de trabajadores hería la tierra centímetro a

 centímetro en búsqueda de carbón desde mitad del 19.

 

Los Mineros de El Chaquito, eran llevados a

 las canteras aproximadamente desde 11 años

de edad donde eran ocupados en diferentes

actividades que variaban entre: Picador, (El

minero que desprendía el carbón de la veta)

El ademador (era encargado de armar las

«puertas» y «cruceros» que son las estructuras

que mantenían seguro el terreno para

seguir avanzando con la excavación), Cajonero,

(Encargado de sacar el carbón en unas

pequeñas cajas a la «calle» dentro de la mina,

la «calle» eran la salida principal dentro de

una compleja red de túneles que conformaban

las minas), El carriero (Recibía el material

traído por los cajoneros y lo cargaba a los

«Vogues», que eran unos carritos montados

sobre rieles similares a las vías del tren, luego

estos «vogues» eran empujados por los

trabajadores hasta los «patios» de selección

de material o hasta algunas zonas de pendientes

 demasiado pronunciadas donde eran

enganchados por un cable o malacate para su posterior descargue),

El Malacatero (Manejaba el Malacate que es un

cabestrante que se usa en las minas para elevar objetos pesados

además el malacatero descargaba a fuerza bruta

los «vogues»), Patiero, (era el encargado de

seleccionar en carbón grueso del cisco y la

«piedra» que era el carbón de menor calidad

que se trituraba a mano para posteriormente

mezclarse con el cisco).

Para finales del siglo 20 existían 4 grandes

minas, Cincha, Canoas Sáenz, Rayco y

carboneras Moncada, estás minas tenían una

profundidad de entre los 300 y 500 metros,

algunas llegaban al kilómetro, y una compleja

red subterránea de túneles y canteras controladas 

por los capataces, que eran los encargados de

 medir el avance de cada «picador» semanalmente,

 ya que de esto dependía el pago, además de la

 cantidad de carbón extraído.

Los sueldos oscilaban inicialmente entre los

10 a 15 pesos para las etapas tempranas de la

mina, y posteriormente entre los 400 y 800

pesos que era el sueldo promedio en la década

del 60, estos salarios variaban dependiendo

el cargo que se tuviera, siendo el «Picador

» el de mayor remuneración, además de

no tener horario fijo de trabajo.

La jornada de trabajo, era de 7:00 am a 9:00

am, donde se hacía una pausa de unos

 10 minutos para tomar «guarapo»

 (bebida fermentada a base de panela),

 se retomaban actividades hasta las 11:00 am

 donde se salía de la mina a tomar el almuerzo

 hasta las 12:30 pm

donde se trabajaba hasta las 3:30 pm o 4:00

pm, este horario se cumplía de martes a viernes,

puesto que los lunes se iba única y exclusivamente

 a preparar las herramientas para la semana ya

 que se debían «forjar» (reformar a fuego y martillo,

 las picas y las barras con las que desprendía el carbón),

 el día sábado se entraba a las 2:00 am y se

trabajaba hasta las 6:00 am, a esa hora se dirigían

 a sus casas se desayunaba y se vestían para ir recibir el

 salario, las 8:00 am era la hora de encuentro

de los mineros, donde al calor de la cerveza se

esperaba el pago, que era entre 11:00 y 12:00

del medio día, este era efectuado directamente

por el dueño de la mina.

Después se distraían en las canchas de tejo

hasta que la embriaguez los vencía para luego

el día domingo ir a la misa en horas de la

mañana acompañados de sus esposas y algunos

 de sus hijos, luego se dirigían a la plaza

de mercado donde se compraban los víveres

de la semana y se almorzaba por lo general

«picada Suachuna» (alimento hecho a base

de viseras de cerdo), se llevaba el mercado a

la casa y se seguía bebiendo hasta el lunes en

horas de la madrugada para retomar la

rutina de la semana.

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